Por ocasión especial en este post hablaré en primera persona porque este año estoy celebrando mi aniversario de bodas número 10 y era el momento perfecto para una memorable sesión de fotos que hoy les comparto con mucho cariño.
Esta celebración se conoce como bodas de aluminio o estaño porque al ser materiales maleables no se oxidan fácilmente y son resistente a la corrosión, al igual que una relación de diez años que ha sobrevivido a muchos retos (me pareció tan bonita la similitud)
Cuando pensé en cómo quería celebrarlo se me vinieron varias ideas a la cabeza, por el día a día de mi trabajo estoy totalmente inmersa en el mundo de las novias que no podía desaprovechar la oportunidad.
No dudé ni un momento en elegir a Navascués, el taller de Cristina Martínez-Pardo que para mí es el mejor atelier de novias en España para que me ayudaran a diseñar algo bridal pero a la vez sofisticado y que fuera totalmente con mi estilo; aunque había un handicap importante: el tiempo.
Una llamada previa a mi viaje y algunas cuantas visitas para fitting fueron suficientes. En cinco días el equipo había confeccionado un maravilloso traje de tres piezas: unos pantalones estilo pitillo de tiro alto, un cuerpo con mangas abullonadas como protagonistas; porque era algo que quería sí o sí. Además de una sobre falda quita & pon que eludiera una cauda de novia (recomendación de mi querida Cristina).
Agregue al estilismo una sandalias Jimmy Choo que fueron el match perfecto junto con el maquillaje tan cool que me hizo Olesya de Urvan, una plataforma muy recomendable para servicios a domicilio. Para el pelo quise llevarlo en mi versión más natural para que no se notara tanta producción.
Las fotos nos las hizo Virginia de Click10 que son unos cracks en fotografía social; juntas ideamos una ruta por las zonas más emblemáticas de Madrid y después de tres horas el resultado fue tan ideal que aún no supero la experiencia.
Gracias a todos los cómplices para este planazo 🙂
Liliana
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